miércoles, 25 de enero de 2012

No te acostarás ningún día, sin saber una cosa nueva...

Hoy he aprendido algo: No vale la pena darle importancia a las cosas que no se la merecen, que no la tienen. Pero sobre todo, hoy, ¡he aprendido a reírme!  :)

Me río de las falsas amistades y de las falsas promesas.  Me río de la gente que quiere hacerme daño, que intenta hacerme sentir mal. Me río de la envida. Me río de ti, de tus cosas de crí@s. Me río de tus comentarios y de los comentarios del resto del mundo. Me río de mi, por querer hacer las cosas aunque sean difíciles. Me río de la gente buena, que al final resulta ser mala. Me río de las puñaladas traperas, de los malentendidos. Me río del "estaremos juntos para siempre". Me río de mis tonterías, de mis defectos, de mis rarezas. Me río de la distancia. Me río de ti y de tus amig@s, y por que no, también de los mí@s. Me río hasta de los que son solo conocidos. Me río de las relaciones. Me río de los saludos por obligación, de las sonrisas forzadas, de las preguntas que se hacen por quedar bien. Me río de la gente que dice "te quiero" a cada persona con la que se cruza. Me río de mi, por tener que insultarte para sentirme mejor. Me río de mi hipocresía. Me río del tiempo. Me río de tus preocupaciones, me rió de las mías. Me río de las pruebas no superadas y de los propósitos no conseguidos. Me río de los agobios, del estrés. Me río del trabajo. Me río del "por el interés te quiero Andrés". Me río de la gente maliciosa, selectiva. Me río de la estabilidad, de la costumbre, de la rutina. Me río de mis locuras. Me río de mi, por estar mal. Me río de todos los malos momentos, de los enfados, de los gritos, de las lágrimas, del dolor...

Me río de ti por tener que mentir. Pero, sobre todo, me río de mi, por creerte.

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